miércoles, 31 de diciembre de 2014

MORADO.
"Los corazones no son rojos,
son morados!
Morados como la carne necrosada
como la ira que se refleja en mi cara.

Tu corazón es morado y no lo sabes!
Morado como los mordiscos,
A la mierda la métrica, morado!
un 18 que no llega y todo está morado.

Era rosa y llegó el negro
nadie lo piensa, nadie lo dice,
se corroe, se obstruye y es morado."

Aquello en lo que pensaba cuando hice esa pausa.

-Estás bien?
-si
-y cuando me vaya?

(Cuando se hubiera ido mi cama parecería un poco más grande, tendría que acostumbrarme sola a los espacios pequeños o nunca superare mi claustrofobia. Cuando se hubiera ido el frío ocuparía su lugar. No quería que se fuera, de algún modo los dos sabíamos que probablemente no volviera.

Algo falló, ¿de verdad sería que nuestros cuerpos no congeniaban? ¿De veras mi piel no iría nunca a ser capaz de acelerar la sangre por su cuerpo? Tanto se empeñó en decirme que no pusiéramos ningún sentimiento de por medio que empecé a verle como un cacho de carne, y yo sigo siendo vegetariana. Es curioso, renuncié a la carne casi al mismo tiempo que al amor. Se que es dañina, y por supuesto nunca me han gustado todos los tipos de carne, odio la sangrienta, es como si el pobre animal siguiera desangrándose ante mis ojos, y la que aunque nos empeñemos en llamarla poco echa está cruda, pero al mismo tiempo la echo de menos, la necesito para subsistir. La carne, como el amor, nos mantiene vivos al mismo tiempo que nos va matando lentamente.

Amor... No debería estar hablando de amor, no siento nada. No pienso en él cuando no estamos juntos, no necesito su atención constante y por supuesto no se me hace más difícil respirar cuando pienso en aquello de "solo amigos", pero se que me será difícil tenerle delante y no querer besarle, y si él no sentía nada, si  prefería acabar con todo esto ¿por qué no podía despegarse de mis labios? ¿Es posible que no me besase por gusto y realmente no pudiera?

Confieso que me gustaba mucho la forma en la que movía las manos cuando hablaba y lo inocente que parecía en el fondo, que fuera tan tímido y a la vez una de esas personas que pueden pasarse horas hablando. Me gustaba la idea de que, en un mundo paralelo, podría quererme sin  hacerme sentir abrumada por tanto amor, aun siendo tan sumamente cursi y ñoño como es. Pero yo no soy esa chica que está esperando, ni siquiera estoy segura de que esperara que todo pudiera llegar tan lejos: sin sexo pero con caricias a oscuras, largos minutos simplemente mirándonos y el roce de mi piel durante horas.

Nueve horas metidos en mi cama, sin duda es una larga despedida. Hablando de dejar todo lo que habíamos tenido en ese momento, quisimos hacer el últimos instante interminable. Interesante la manera en que un fallo puede acabar con algo que en mayor o menor medida y aunque por un tiempo limitado te hace feliz, pequeños errores que se llevan consigo pequeños momentos de felicidad. No llegaba sonriendo a casa, no me tiraba sobre la cama suspirando ni sentía que podía despegarme del suelo y volar pero estando juntos me pasaba un par de horas sin parar de sonreír, era capaz de estar calentita en noviembre y por el centro y todo sin parar de reír, y es una putada que el "todo o nada" o los estúpidos sentimientos que se supone que el "solo sexo" imposibilita acaben con eso. Pero llevar puestos o no unos calzoncillos lo cambia todo... ¿verdad?)
-no.

En una cajita

He metido todos mis sueños en una cajita, y para que no se sintieran solos metí también todas las historias de amor que anhelaba y no fueron posibles. No es una caja muy grande, es pequeñita, pero tiene mucho fondo. A veces, cuando olvido por qué estoy luchando, abro la puerta, y despacito para que los moustrous que habitan en la oscuridad bajo las millones de escaleras que hay hasta el sótano, me siento en el suelo y abro mi cajita. La luz que sale de ella es hermosa y triste al mismo tiempo, años y años de corazón puesto en cada secreto que encierra la han mantenido caliente, pero yo estoy tan fría... Lali Esposito cantaba "I aunque de vos quiera escapar siempre me acuerdo que hay en mi alma un lugar donde te tengo", tú estás ahí, en el único lugar donde recordarte no duele, donde hasta es bonito, no tenía ningún lugar donde guardarlas y llevaban demasiado tiempo incordiando en la superficie, haciéndome sentir como si nuestra utopía no hubiera sido suficiente así que las guarde ahí, con el resto de cosas bonitas, y ahora eres un sueño más que soñar despierta, solo eso, el recuerdo de la idea perfecta de utopía. Así que disculpa si me cuesta aceptar que ya no eres un príncipe, quizás nunca lo fuiste y fui yo que no supe verlo, quizás ahora tampoco seas el malo del cuento. De todas formas, no estoy acostumbrada a esto, mejor regresar una y otra vez a mi cajita, donde solo eres luz, mi realidad ya me aporta la suficiente oscuridad, y es que amor mío, te has perdido, es como si hubiera un hombre malo paseando por ahí tu cuerpo y tus preciosos ojos azules, un jodido hombre del saco que me maltrata en tu nombre, por favor vuelve a ser un príncipe, no mí príncipe porque hace ya un tiempo que yo voy en un busca de otro cuento, además no soy una princesa, pero si, vuelve a ser un príncipe, uno bueno.

Veras, hay un chico, es guapo y listo y muy divertido, aunque él no se valora mucho, ojalá pudiera verse a través de mis ojos, pero no tengo recuerdos que esconder para siempre en la caja, solo un millón de historias de como todo sale bien y se da cuenta de que siente algo por mí que a veces sueño despierta. Con él va otro sueño, el mayor que tenido nunca, un sueño con telón rojo y vestidos de diosa griega, nunca seré fuego, nunca seré ella. Le voy a guardar al lado de todas las personas que me miran desde arriba, enfrente de mi padre antes de estar enfermo y de mí cuando no sabía de que iba el mundo, en lo mas hondo de mi cajita, donde contener la respiración al entrar en el salón de actos sea más fácil y esos pasitos de baile cada vez que salgo de casa ya no se den solos. En mi cajaita hay calles, hay parques enteros, todo Madrid, Roma e Inglaterra caben en ella, hay espacio hasta para ese beso valiente que nunca me perdonaré no haber dado, y todo el amor que le proceso al que siempre será su dueño. Guardo piezas de Lego y esos muñequitos que venían en los huevos Kinder a los que les podías cambiar las patas y la cabeza como recuerdos felices de papá, guardo el como te sentías en lo alto del columpio cuando casi llegabas a tocar el árbol, justo antes de saltar, me he sentido así demasiadas veces últimamente y siempre me hago daño al caer al suelo. Guardo mi voz a lo largo de los siglos, porque cada vez que canto el tiempo se hace más largo y no hay nada mejor que escuchar mi propia voz; amaré al que ame oírme cantar. Tuve que guardar todo lo que odias de mí, y ahora eres parte del tesoro que escondí para agradar a todo el mundo, parte de las canciones que no tarareo por la calle, de lo que no me atrevía a ser, de los momentos que no volveré a vivir con mi padre y de la niñez que se me escapa cada vez más rápido, parte de mí.

De puntillas, que el miedo no se despierte, hay un largo camino hasta abajo, nadie ha llegado nunca al final, las escaleras están llenos de los gallardos corazones rotos de insuficientes caballeros "perfectos", ay amigo! cuan importantes son los grandes defectos para llegar a mí. En mi cajita guardo el paraguas amarillo, para que cuando Ted venga sepa que soy yo lo que está buscando, aunque yo siempre he amado la lluvia, los besos bajo un paraguas inestable sentir su mano empapada cuando andamos por el centro. Me acuerdo de cuando tú mi amor querías uno, tú hermana lo guardaba debajo de la cama para regalártelo el día de tu cumpleaños, cinco días del mío. Muchas fechas señaladas y en cada una historia, halloweens, cumpleaños, 18s.... todo en mi cajita.

Ahora solo queda sacar todos los sueño, perder el miedo a fallar y permitir que mi luz lo inunde todo. Supongo que ya no es tiempo de jugar, me hago mayor y las paredes de mi panic room ya no me protegen. Dicen que en corazones acorazados no entra el sol, y el mío lleva más de diez años congelándose, no más!
Era hermosa, pequñita pero llena de cosas bonitas, era como la brisa de la mañana, ella sola era capaz de iluminar el sótano más oscuro que puedas imaginarte, parecía frágil y delicada pero siempre pudo con todo le que le echaras, todo cabía en ella. Te voy a echar de menos pequeña, 18 años son demasiados para que sigas conmigo, estoy tomando el control de mi vida y tengo que ser grande ahora. Te amo más de lo que he amado a nadie, cierto que no te dieron mucha cancha para poder ser tú, y jugar, y sentirte niña, pero siempre lo fuisteis dentro de mí. No puedo seguir resguardarme detrás de quien fui, eres extraordinaria, como de otro mundo, ha estado bien vivir a expensas de ti, pero ahora vuelve a la cajita, y quédate allí para siempre, duerme pequeña, prometo que me acabaré convirtiendo en uno de tus sueños, en la mujer que querías ser, pero ahora duerme, pequeña.

"A veces desearía ser un cuerpo bonito tirado en un charco de sangre" Enferma.

Que no! que no quiero! te lo suplico mamá, vamonos- Mamá estaba sonriente, como si por fin se librara de mí -Alba hija, estás enferma, aquí van a cuidar de ti
-Te lo suplico... Puedo cuidarme en casa, ya apenas me ahogo
- Pero hija, ayer por la mañana no te despertabas, ¿tú sabes el susto que nos dimos?
-Estaba jugando, vamonos!- No me hacía caso, una enfermera llegó con un pijama azul me tocó el hombro y dijo -Hola Alba, vas a pasar aquí un tiempo mientras terminamos de hacerte pruebas y te ajustamos el tratamiento- Ella también parecía feliz ¿Era yo la única que entendía lo grave de la situación? apenas tenía 15 años y toda mi vida después de ese mes en el hospital iba a ser diferente, desde pequeña sabía que algo dentro de mí no iba bien, pero a partir de ese momento iba a ser una enferma, no podía dejar de repetir esa horrible palabra en mi cabeza, enferma, solo carne de hospital, toda mi vida giraría entorno a esa mierda dentro de mí, estaba enferma.

Pasaron dos días, y me acuerdo que la música no era suficiente, salía de mi habitación en cuanto me dejaban sola y me iba a ver que podía encontrar por allí, luego empecé a estar demasiado débil. Era la depresión, te consume, te pudre lentamente... La respiración no era lo único que me faltaba entonces, mi piel falta de sol empezó a adquirir un color grisáceo a juego con mi pelo cada vez más ceniza, allí dentro no llovía, no daba el sol... Solo estaba yo. Quise morir muchas veces.

Pasaron diez días, ya no hablaba, me limitaba seguir respirando. Oí muchos tecnicismos sobre mis alvéolos, su jodida inflamación y su jodida relación con mi jodido corazón, demasiado débil por culpa de la falta de oxígeno, cada vez que ese hombre entraba en la que llamaban "mi habitación" subía la música e intentaba evadirme, pero la cara de mi madre... Para mí mi enfermedad se resumía a la cara de mi madre después de cada prueba que me hacían. Era asqueroso.

El corazón, el músculo más fuerte del cuerpo, o eso dicen, el mío simplemente no funciona. A veces me duele como reflejo del aire que me falta, le cuesta demasiado hacer todo el trabajo, y... supongo que no tiene un respiro. Alergias, claustrofobia, déficit de atención con trastorno de hiperactividad, asma, citomegalovirus, dermatitis, anemia... Debería estar muerta, pero mi corazón sigue latiendo, quizás si que sea el músculo más fuerte. La sangre no llega bien a todas las partes de mi cuerpo y siempre tengo las manos frías, como un recordatorio constante de que me muero poco a poco, y lo peor es que nadie se da cuenta, ni mi mejor amigo lo sabe, y si alguna vez se lo he dicho no le dio importancia, no asustas a nadie si no tienes cáncer. Y de repente todo deja de ser peligroso, llevas dentro el monstruo, caminar a casa de noche, pelear con tu padre, estar embarazada... ¿Qué importa todo eso? ¿En qué momento se acciona el click que hace explotar la bomba?A veces desearía ser un cuerpo bonito tirado en un charco de sangre.

tengo miedo.

Nuestra primera cita

Estoy muy nerviosa, me sudan las manos y me muerdo los labios cada dos segundo, lo hago constantemente, pero esta noche más. Por fin llega. Lo primero que veo es su pelo rubio, lo distinguiría a kilómetros. Lleva su chupa de cuero y sus pulseras de pinchos. La primera vez que le vi las llevaba, y me pareció el chico más guay que había visto nunca. Me gusta cada vez que le veo así.

Hemos quedado allí, aunque vivimos cerca. Es raro, pero me resulta muy intimo ir juntos en metro juntos a donde hemos quedado, además, me gusta el momento en que uno de los dos está esperando y ve llegar a la otra persona de lejos, sea yo el que espera o la que llega tarde. Caminamos al lado del río. Ya es de noche, apenas nos hemos mirado a la cara por timidez o por miedo a un beso pero supongo que sus preciosos ojos azules me llaman. Es incomodo, conozco cada centímetro de su cara pero esta noche es como si fuera otra persona, me da miedo levantar los ojos del suelo. Nos paramos en el puente y nos volvemos el uno hacia el otro. Estoy demasiado nerviosa, conozco sus besos, húmedos y muy largos, pero ¿y si no encajamos esta vez? ¿Y si no siento nada? ¿Y si no me gusta y no quiero volver a besarle? Y entonces, ¿y su pobre corazón? No importa, llevo demasiado tiempo dándole vueltas a esto, y ahora que por fin he llegado hasta aquí no puedo echarme atrás. Y cuando me mira... No hay duda, esta vez ha salido de mí, quiero hacerlo. Me acerco un poco más, soy valiente y no retiro la mirada, me mira y sonríe, me toma por la cintura y me besa. Entonces pongo mi mano en su pecho, y me muerdo por enésima vez el labio. Estas aquí,  te echaba de menos, te necesitaba. Corazón, que tanto has latido por mí, por fin el mío late a tu ritmo.

Y entonces me doy cuenta. Si alguien me hubiera dicho hace tres años que mi mejor amigo se iría me hubiera levantado y le hubiera noqueado, pero se fue, y ahora está él. No conozco del todo a este chico, voy a echar de menos con todas mis fuerzas a mi mejor amigo, a la otra parte de mi, mi mitad. No se si haré daño a este chico o si no funcione porque no tengo todas las respuestas y por supuesto que estoy acojonada, pero ¿quién sabe? Ya... todo el mundo menos yo lo sabía, pero no era el momento. Ahora lo es, quizás no dure mucho o quizás cambie de opinión antes del próximo beso, pero en este instante mientras sonrío apoyada en su pecho y repaso todas las situaciones en las que pude haber sentido esto y no lo hice se que esto es lo correcto. No deseo seguir llamándote amigo.

"La única habitante de un país abandonado"

Me gusta mi vida. No es una vida perfecta, ni siquiera una vida perfecta, pero me gusta el infierno. Soy como el Jack Daniel's en un mundo de Tequila; un veneno distinto, pero veneno al fin y al cabo. Y el caso es que últimamente mi infierno es demasiado monótono, tengo unos amigos que se preocupan de cada paso que doy, un equipo de médicos que me mantienen viva y un mejor amigo que me hace quiere, y les estoy muy agradecida a todos por lo mucho que cuidan de mí, pero y qué? supongo que ni me vale. No se si necesito gritar, follar o correr hasta sentirme libre. Siempre he deseado ser la ultima habitando de un país abandonado. Sin peligro, sin preocuparme de nada, solo yo. Y poder gritar todo lo que quiera porque nadie iría a oírme, y correr de una punta a otra del país si quiera sin contar con nadie con nadie reteniendome. Solo yo.  Qué asco, me estoy poniendo en plan indie.

Y un mejor amigo que me quiere.... Me da lo que quería. Cada beso de despedida en mi puerta me hace explotar por dentro. Mis labios encajan con los suyos como hace mucho que no encajaban con los de nadie, y Dios sabe lo importante que es eso, el 87% de toda relación sentimental se basa en que las dos partes conecten al besarse, y muy pocas parejas de labios se encuentran. Me encanta como me besa. Cuando hablamos el mundo se para, solo él y yo sonriendo como estúpidos, por supuesto, diciendo estupideces. Joder, escupo purpurina cada vez que estamos juntos. Pero no es suficiente. Me apetece reírme. Hace mucho que no me río con nadie. Solo quiero pasar un buen rato con alguien que no se preocupe por mi salud y que le importe una mierda mi vida, alguien que me haga reír. 

Supongo que es solo una fase, algún día volveré a ser la chica que ríe por cualquier cosa, o quizás vuelva a reír cuando algo tenga mucha gracia. En cualquier caso, lo echo de menos. 

Ilusión.

Estaba sentado en mi vieja butaca esperando paciente la muerte. La guerra había terminado, El Capitán América se pudría en la cárcel y el gran Dios Thor había muerto a manos del que me gustaba llamar evil Hulk, y los que quedaban probablemente morirían antes que yo, solo que a la dama negra yo la estaba esperando. Ninguno de ellos me importaba ahora. En este momento, sentado en mi despacho solo estábamos la joven "nueva generación de vengadores, censados en ese puto listado" y yo.
Era preciosa, como recién dibujada por un dibujante de cómic enamorado de la vieja escuela. Tenía el pelo rubio suelto por detrás del traje, una maya de cuero rosa y negro que recorría su cuerpo. Probablemente cualquier mortal podría romper una tela tan endeble y probablemente era de esas chicas que no dejaba que ningunas manos se acercaran a su tela. Por ultimo había que fijarse en  esos ojos; Claros, le sobresalían las pestañas por el antifaz. A penas tendría 18 años y era como volver a los 50. Delicada pero fuerte, sus únicas armas eran sus piernas. La había visto luchar, jugaba al despiste y sin darte cuenta estabas en el suelo con uno de sus tacones desgarrándote un labio. -Antifaz, me gusta. Ya no se ven mucho trajes acompañados de un antifaz, y es bonito, muy teatral
-Sabes lo que no se ve mucho? Un hombre con una piedra apagada en el pecho
-Podría activarla si quisiera, pero... para qué?
-No hombre de hierro, me refería a tu corazón.-Dejó de mirarme y volvió hacia mi estantería- Y si, para qué? Mejor arrancarte esa cosa del pecho, no vaya a crear OTRA guerra para demostrar la soberanía de tu grandisimo ego- Hablaba con desden mientras ojeaba los libros - Alice in Wonderland, te pega mucho.
-Por la fantasía?
-No, por la locura.
-Estoy loco por levantarme de esta silla y demostrarte lo que es un superheroe princesa.
-Tú? eres solo un demente con una armadura. Dame una navaja y yo acabaré con tu piedrecita.
-Mi corazón?
-No estúpido!- No le veía bien la cara pero pareció dibujar una media sonrisa -Tu corazón es lo que debería empezar a funcionar.
-Y si al sacarme "la piedra" me desangro?
-No importa, mientras mueres, aunque sea unos segundos serás humano.
-Eh, yo ya soy humano!- Lo unico que me mantenía anclado a la vida, en mi sillón de cuero día tras día con la vista perdida en el polvo y un cigarro consumiéndose en los labios era la idea de albergar aun algo de humanidad.
-Por Dios, tú eres solo una armadura igual que yo una ilusión
-Pues vete, evaporate y sal de mi cabeza, pequeña Barbie de azotea!
-Y quién te haría rabiar entonces? quién te demostraría que estás vivo y te haría desear, como desean los mortales, que lo que sientes al besarme no se esfume al despegar de mí tus labios? encontraras a otra?
-Parece que no lo entiendes ilusión, no quiero sentir, no quiero otras y por supuesto no quiero quererte precisamente a ti, nueva generación de inteligentes putas! Quiero seguir muerto como llevo siglos, muerto pero sin seguir eternamente exhalando azufre en esta sala. Muerto, como lo están los demás bajo sus lapidas! - Se paró en seco, dejo el libro en la estantería y al darse la vuelta me puso la mano en la cara. Estaba más cerca de lo que parecía antes de girarse. Mientras le caía una lágrima del antifaz dijo -De verdad quieres estar muerto? yo si quieres te mato. Tardaré un segundo.
-No podrías ni aunque quisieras, no con cuanto te gusta hacerme sentir vivo. Eres egoísta.
-Eso es cierto, pero podría permitir que tú te mataras, yo recogería y enterraría bien tus restos, junto a los de todos los demás
-No quiero morir pequeña Barbie, ahora quiero seguir besándote.
-Tendrás que esperar. Tengo que ir a salvar el mundo que tú  destruiste.
-Buenas noches...
Solo de nuevo. Con mi cigarro, mis historias y todo el polvo. El maldito polvo que juega con el aire a crear heroínas y a hablar con su rumor de besos que no existen. Una ilusión, el maldito polvo.