miércoles, 31 de diciembre de 2014

Ilusión.

Estaba sentado en mi vieja butaca esperando paciente la muerte. La guerra había terminado, El Capitán América se pudría en la cárcel y el gran Dios Thor había muerto a manos del que me gustaba llamar evil Hulk, y los que quedaban probablemente morirían antes que yo, solo que a la dama negra yo la estaba esperando. Ninguno de ellos me importaba ahora. En este momento, sentado en mi despacho solo estábamos la joven "nueva generación de vengadores, censados en ese puto listado" y yo.
Era preciosa, como recién dibujada por un dibujante de cómic enamorado de la vieja escuela. Tenía el pelo rubio suelto por detrás del traje, una maya de cuero rosa y negro que recorría su cuerpo. Probablemente cualquier mortal podría romper una tela tan endeble y probablemente era de esas chicas que no dejaba que ningunas manos se acercaran a su tela. Por ultimo había que fijarse en  esos ojos; Claros, le sobresalían las pestañas por el antifaz. A penas tendría 18 años y era como volver a los 50. Delicada pero fuerte, sus únicas armas eran sus piernas. La había visto luchar, jugaba al despiste y sin darte cuenta estabas en el suelo con uno de sus tacones desgarrándote un labio. -Antifaz, me gusta. Ya no se ven mucho trajes acompañados de un antifaz, y es bonito, muy teatral
-Sabes lo que no se ve mucho? Un hombre con una piedra apagada en el pecho
-Podría activarla si quisiera, pero... para qué?
-No hombre de hierro, me refería a tu corazón.-Dejó de mirarme y volvió hacia mi estantería- Y si, para qué? Mejor arrancarte esa cosa del pecho, no vaya a crear OTRA guerra para demostrar la soberanía de tu grandisimo ego- Hablaba con desden mientras ojeaba los libros - Alice in Wonderland, te pega mucho.
-Por la fantasía?
-No, por la locura.
-Estoy loco por levantarme de esta silla y demostrarte lo que es un superheroe princesa.
-Tú? eres solo un demente con una armadura. Dame una navaja y yo acabaré con tu piedrecita.
-Mi corazón?
-No estúpido!- No le veía bien la cara pero pareció dibujar una media sonrisa -Tu corazón es lo que debería empezar a funcionar.
-Y si al sacarme "la piedra" me desangro?
-No importa, mientras mueres, aunque sea unos segundos serás humano.
-Eh, yo ya soy humano!- Lo unico que me mantenía anclado a la vida, en mi sillón de cuero día tras día con la vista perdida en el polvo y un cigarro consumiéndose en los labios era la idea de albergar aun algo de humanidad.
-Por Dios, tú eres solo una armadura igual que yo una ilusión
-Pues vete, evaporate y sal de mi cabeza, pequeña Barbie de azotea!
-Y quién te haría rabiar entonces? quién te demostraría que estás vivo y te haría desear, como desean los mortales, que lo que sientes al besarme no se esfume al despegar de mí tus labios? encontraras a otra?
-Parece que no lo entiendes ilusión, no quiero sentir, no quiero otras y por supuesto no quiero quererte precisamente a ti, nueva generación de inteligentes putas! Quiero seguir muerto como llevo siglos, muerto pero sin seguir eternamente exhalando azufre en esta sala. Muerto, como lo están los demás bajo sus lapidas! - Se paró en seco, dejo el libro en la estantería y al darse la vuelta me puso la mano en la cara. Estaba más cerca de lo que parecía antes de girarse. Mientras le caía una lágrima del antifaz dijo -De verdad quieres estar muerto? yo si quieres te mato. Tardaré un segundo.
-No podrías ni aunque quisieras, no con cuanto te gusta hacerme sentir vivo. Eres egoísta.
-Eso es cierto, pero podría permitir que tú te mataras, yo recogería y enterraría bien tus restos, junto a los de todos los demás
-No quiero morir pequeña Barbie, ahora quiero seguir besándote.
-Tendrás que esperar. Tengo que ir a salvar el mundo que tú  destruiste.
-Buenas noches...
Solo de nuevo. Con mi cigarro, mis historias y todo el polvo. El maldito polvo que juega con el aire a crear heroínas y a hablar con su rumor de besos que no existen. Una ilusión, el maldito polvo.

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