miércoles, 31 de diciembre de 2014

Vanguardias: "Delirios infantiles"

"Gritabas con los ojos desde el otro lado de la habitación" Sabes que soy una niña y juegas conmigo, te Aprovechas de mi inocencia y crees que puedes alcanzarme, pero entonces llego yo (un dedo en tu espalda) y zas -Te encontré! Yo gano, me toca atarte- Te vuelves pederasta. Me haces mujer. Dices que soy pequeña y me puedes manejar. Me pierdo en tus brazos.
Me gusta mirarte de lejos y soñar que ocurre. Ya te sé llevar. Y entonces eres otro, sonries cada vez que me besas, te gustan mis tonterías y entiendes mi locura. "La genialidad es otra forma de locura. Pero tú eres Dios no un genio... verda?" Ya no sé si soy divina. Y estás tan caliente ahora...Sabes que me pierde volverme loca, me gusta jugar. Vayamos a echar una carrera de carritos al parking de Carrefour, perdamonos por el centro. Vamos cariño! Yo soy vida y vivo en la calle. Pero esta noche no, ahora no hay nada que desee más que tu cuerpo desnudo en mi cama. Llevábamos tres, exhaustos llegamos. Imagínate, no me deseas? Mi piel pálida, mi cuello, mis piernas, mis muslos, tu entrada, mi culo que tanto te gusta. A veces me pides que camine delante y cuando me doy la vuelta estas embobado mirándome, y yo que doy gracias por ello. Luego subes: mis ojos que te llaman, mis labios, mi risa inocente. Los deseas?  Yo te deseo. Tu aspecto de príncipe cuando te afeitas, que me irrites la piel cuando no, tu pelo rubio, tu agujero del pecho! Dios cuanto te deseo.
Y allí morimos, en mi habitación. Me han matado muchas veces aquí dentro. Mil veces me mataron la oscuridad, el tiempo y los besos en la nariz. Mil veces morí entre silencios. Mil veces mee mataron otros labios en esta cama,y mil veces más morí por culpa de nuestro sexo, siempre bueno y nunca ausente, a veces salvaje y otras bonito, pero nadie como tú amor mío, nadie me mata como tú. Yo no existo. Soy fuerte y brava, juguetona, una puta y una niña buena, soy mala, un error, la perfecta vecinita de al lado, pero no existo y tú me inventas cuando hacemos el amor. Lo siento sujetos literarios esclavos de sus versos. Perdoneme señor Becquer, llorar es de bebes y yo ya soy una niña grande.
Me toco el pelo y parpadeo un par de veces, tú me cojes de la cintura y empezamos a bailar. No había nadie en el Local y era como si todo Arguelles nos mirara -Pero si es que miralos, en el fondo se quieren- Decía el más conocido de los hermanos Machado. Y entonces confesaste cuanto sentías por mí -Lo siento todo, todo por ti. Por tu culpa- Decía el menos conocido. Ojalá hubiera tenido que soñar menos que hablamos de ellos.
Y aquí seguimos, hablando con las manos. Gimiendo. No sabes cuanto me gusta hacerte gemir. Distintas paredes y distintas sabanas, pero la misma cama en la misma habitación. La misma niña. Los mismos delirios, distinta cara. Tú, yo, vanguardia.

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